Por fin una suave, aterciopelada y melancólica tarde de lluvia. Para ellos!!...
Para nosotos es risa, baño, comida y nadie alrededor.
Y silencio, algarabía quieta. Mas algún que otro, recóndito por valioso, recuerdo.
Se sacude una el letargo y la apatía obscena del estío. Una brisa nueva se levanta y avisa. Ya sabemos volar, ya podemos salir hacia la vida. Que, bajo este primer agua, tímida, joven aún, parece nueva.
Nos espera el horizonte, y quizás el mar. Mil bosques serán resguardo; y promesas, mil gotas de rocío.
Cuando el manto helado y blanco que ahoga ruidos nos despierte acurrucados, quedará menos para el arcoiris que anuncia el regreso de la luz. Y seremos más viejos. Y otros vendrán, que habrán de aprender a recordar para siempre esta primera tarde de lluvia.
¡Volemos ahora, dejad que sean ellos quienes añoren hoy al sol!