miércoles, 1 de octubre de 2014

LA MEMORIA ANDADA






Las cosas podían haber sucedido de cualquier otra

manera y, sin embargo, sucedieron así
(El Camino)
Miguel Delibes



El Camino, de Miguel Delibes, fue uno de los primeros libros que leí. Que no era uno de  los de Julio Verne que me regalaba mi tía, ni de los tebeos manoseados que nos prestaba mi hermano a cambio de putearnos un rato antes, ni aquellos de Los Cinco o de la famila Hollister, creo que se llamaban así.
Uno de esos primeros libros que eran de mayores, y, como ya eras mayor, te concedían el privilegio de la duda...sobre si lo acabarías leyendo, o tirándoselo a la cabeza a esa amiguita insoportable que todos tuvimos.
Es curioso cómo la gente suele recordar la edad exacta que tenía, cuando cuenta una anécdota, o como fue inequívocamente el orden de las cosas que pasaron, el tiempo que hacía justamente en ese momento, los colores y aromas en el aire...
Mis recuerdos son vagos en las formas. Y media mentira. Durante todo el tiempo que hay detrás de aquello que pasó, mis neuronas...supongo...han ido fortaleciendo y haciendo indestructible el camino a aquellos instantes mágicos. Pero a la vez, cambiándolo, transformando la realidad a su curioso gusto, haciendo de una verdad, su verdad. 
Y yo, que las he pillado "in fraganti", recorriendo esos vericuetos de la memoria más andada, no me atrevo a reñirlas. Ni podría. Son mucho más rápidas, y no tienen remordimiento de conciencia. O eso que nos dijeron que debíamos tener para ser gente de bien, el día de mañana.
Y las he pillado porque me releo: muy pocas veces, lo reconozco, escribo un diario. Mucho tiempo después, cuando un impulso inquietante y remilgado me lo trae a las manos y a los ojos...me da la risa.

Sí, pasó algo parecido a aquello, aquel día.

En aquel día parecido a lo que recordaba, sin embargo, sucedieron las cosas en otro orden. Con diferente intensidad; incluso, sucedieron algunas más de las que no tenía noción...hasta ahora. Eso sí, aún no he encontrado una sola que yo recuerde, y no hubiera pasado. Al menos, ahí no llegan, aún.

Aunque Delibes no es de mis favoritos, aunque me guste, mi recuerdo susurra que este libro me encantó. Recuerdo también que lo intenté con Cien Años de Soledad, de García Márquez, este brillaba en la extensa biblioteca de mi querido hermano.Y me pareció, de aquella, imposible para mí. Infumable, decimos ahora. De modo que allí quedó...brillando, cada vez menos (todo hay que decirlo) por los siglos de los siglos...

Hasta hace pocos meses...claro. Ni que decir que García Márquez ahora me encanta, y que el libro en cuestión, me parece de lo más bello que he leído, y probablemente de lo que leeré, pues no leo mucho.

Podría escribir hoy unas líneas para reírme con mis neuronas (las que me queden) dentro de unos años...Aunque no lo haré. Porque será una verdad a medias, una mentira entera para los demás, y porque, quizás, no haga ni falta....


Besos







23 comentarios:

  1. Preciosa entrada,Mónica, Ojalá conserváramos la memoria de tal forma que siempre recordáramos todo lo andado.
    La foto me encanta, El camino de Delíbes es uno de los libros que más veces he leído, más desarrollándose en mi tierruca, y de García Marquez,¿que decir?.Tienes que leer de él "Vivir para contarla".
    Un abrazo.

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    1. Me lo anoto, el "Vivir para contarla", bastante sugerente su título, también:)
      Un abrazo

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. El camino... me sé párrafos enteros de memoria, de tantas veces como lo he leído, pero también de "cien años..." Una noche de invierno mi madre irrumpió bruscamente en la habitación hacia las tres de la mañana me apagó el flexo y me confiscó el libro, también me susurró un par de gritos para que yo aprendiera que se puede gritar en voz baja...Media hora más tarde, tras rescatar la novela del cajón del mueble del comedor, con muy poca imaginación, guardaba siempre los decomisados, y allí mismo, sentada sobre las baldosas heladas y a la luz de una linterna respiré de alivio al comprobar que no habían fusilado al coronel Aureliano Buendía, que había escapado, que iba a promover otro de los 32 levantamientos armados que también perdería y que lo haría en compañía del capitán Roque Carnicero. Serían las cuatro y media de la mañana cuando por fin me fui a dormir, congelada y exhausta, pero tranquila. Tenía 14 años, tres más que cuando descubrí con una mezcla rara de pánico y alegría que Daniel, el Mochuelo, era yo.

    Me gusta mucho la foto, Moni.

    Un beso

    ***Blogger se come palabras de los comentarios o me lo parece a mí? A veces se ha comido comentarios enteros....

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    1. Sí, últimamente está tragón blogger...a mí también me come cosas:)
      Un beso

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  4. Recuerdo que moi afición a la lectura era grande, pero al transcurrir del tiempo me he ido haciendo más perezosa, seguramente la razón estriba por la cantidad de libros de texto que he tenido que leer obligatoriamente por motivo de los estudios, eso te hacía que te fuera restando el tiempo de la lectura para el esparcimiento...cuando disponías de un tiempo libre te apetecía salir a espacios abiertos para despejarte.

    La fotografía me parece magnífica y sobretodo ideal para una portada de este libro.

    Besos

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    1. Gracias Antonia:) Me gusta eso de la portada:)...
      Yo también soy algo perezosa para leer, o quizás demasiado selectiva, o las dos cosas, quien sabe...
      Un beso!

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  5. Me pasó como a ti con "cien años de soledad" y es raro, porque el Galicia el realismo mágico me lo hizo comprender Don Alvaro Cunqueiro , desde siempre y desde dentro. Pero lo cierto es que cada uno tiene su tiempo para cada libro (si es honrado, que hay mucha gente que dice "qué maravilla" para quedar bien cuando está de moda). Mi libro de "Cien años de soledad" es de su primera edición española y yo, en aquuel tiempo ya era una mocita (y me parecía que no era tonta, pero sí que lo era). Más tarde, me encantó. Y mereció la pena esperar.
    De Delibes, poco conocido, me encantó "la hoja roja" y "mi idolatrado hijo Sisí". (me gusta Delibes).
    Dentro de quince años leerás este diario, en el que también escribes poco. Ya me gustaría que lo hicieras con más frecuencia.
    (A mi,Adra, el que me confiscaron con catorce años fue "los miserables" de Víctor Hugo, entre otras cosas porque figuraba en el "Indice": relación de libros de los tiempos de Franco, que estaba prohibido leer)

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    1. Pues tengo que leer yo a Álvaro Cunqueiro...También pienso que hay obras que son para determinados estados de la mente, o de la vida. Yo me quedé prendada de Gabriel, esta vez...
      Ójala lea esto dentro de quince años, je je, procuraré escribir más...igual luego te arrepientes:)
      Un beso Mª Jesús:)

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  6. Me encantó el libro, lo leí siendo más mayor que tú ;) Y me gustó la historia de Daniel y sus amigos.Hay libros que te enganchan y no ves hora de cerrarlos. Algunos te dejan grandes recuerdos , otros cuando los terninas nada.
    Bonita entrada Moni.
    Buenas noches.
    Un beso

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    1. Cierto Laura, hay libros que marcan, es increíble cómo podemos aprender y viajar a través de la lectura. De alguna lectura:)....
      Un beso Laura, feliz noche igualmente.

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  7. La llanura me suele agobiar bastante: me deja sin puntos de referencia. Y, sin embargo, tu foto fluye, es sinuosa como un arroyo de montaña. Y te lleva.
    Saludos, Moni

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    1. A mí me pasa lo mismo Dani. Conocí a gente, sin embargo, que sentía claustrofobia en las montañas, decían que necesitaban ver cielo y tierra por delante...(en las montañas también se ve, aunque desde otra perspectiva...)
      Para todos los gustos...aunque yo sé de buena tinta, que la claustrofobia -y las todas fobias en general- manan de dentro, nunca de fuera:)

      Muchas gracias por tu comentario Dani, me ha hecho muchísima ilusión:))
      Un saludo!!

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  8. Los primeros libros que recuerdo haber leído fueron los de "Los Cinco". A partir de ahí me puse a devorar como un loco y sólo una vez más volví a intentar a acercarme a ellos (sí, fue un fracaso) ¡Ay! Cuando se tiene la suerte de pillar un gran libro en el momento justo, ése ya te deja marcado. Me pasó con "El Guardián en el Centeno", con "El Señor de las Moscas" y con "Cien Años de Soledad". Fue leer el famoso comienzo "Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota..." y ya no poder parar.
    Lo malo fue que después intenté meterme de golpe todo el "boom latinoamericano" y llegué a Borges o a Cortazar antes de tiempo. Con "El Camino", como Adra, también descubrí que yo era el Mochuelo, pero solo a tiempo parcial. Luego me encargué de ponerle remedio ;)
    Y la foto... me apunto al comentario de Dani: es increible cómo fluye, en un paisaje tan horizontal. Ni le sobra ni le falta nada.
    Un fuerte abrazo, Moni

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  9. Yo también era el Mochuelo a tiempo parcial...como tú, y también le puse remedio ja ja ja
    En cierto sentido, todos lo fuimos, claro:)
    A ver si la vida me deja acercarme a todos esos que nombráis, y los leo.
    Ay, que mayores nos hacemos, y cuanto queda por andar ...para llegar a ninguna parte....ja ja el otoño...
    Un fuerte abrazo xibeliuss!!

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  10. Si es que el tiempo todo lo cambia, hasta los recuerdos y los gustos, yo no puedo con cien años de soledad.
    Saludos

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    1. Pues como yo la primera vez...quizás un día te atrape su magia, cuando menos lo esperes:)
      Un saludo Flores

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  11. Eso ocurre con la vida... Suceden así... Un saludo desde Murcia...

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    1. Besos Mucia!! muchos, desde León..la vida es así, es verdad alp:))

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  12. Estupenda rememoración acompañada con una gran foto que parece... un cuadro.

    · un beso

    · CR · & · LMA ·


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    1. Pues sí ñoco:) parece un cuadro porque es un cuadro...pintado con luz...Vamos, una foto-grafía ;)
      Gracias, un beso

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  13. Que bonito lo cuentas Moni. Los recuerdos de los libros que leímos, están ligados de manera entrañable a nuestras vivencias y recuerdos. Una riqueza enorme que siempre llevamos dentro.
    Un beso.

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    1. Gracias Maripaz:) Es verdad, eso no nos lo pueden quitar...
      Un beso!

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