"Ante una viña madura qué haces con una forma y un nombre. Deja fuera el estorbo de los pensamientos. Entra dentro, salta con pocos pasos los últimos fragmentos del verano, sigue las hileras y ábrete a los colores rubicundos del otoño, como si fueras una cosa sola con ellos"
(Fabrizio Caramagna)
Mi otoño siempre hace las cosas a su manera. Piensa parecido a aquel Wilde, que decía que la experiencia sólo es un cúmulo de nuestros errores. Y parecido a mí, en que sólo me arrepiento de lo que no he hecho.Y que como dice una canción, "siempre voy detrás del error"
Este es un otoño soleado, histórico. Algo agitado, convulso; aunque sigue a su aire.
Las hojas, cada una distinta de la otra, como los copos de nieve, y cada una perfecta, caen sobre una alfombra de hermanas solidarias que llevaron el primer golpe. Un golpe suave, siempre, la gravedad es su amante.
Los atardeceres. Esos que nunca quedan bien en las fotos. O tan bien como los vivimos. Porque es imposible. Ningún pintor ha conseguido el verdadero color del atardecer, y ningún fotógrafo conseguirá nunca su matiz ni su desgarro.
Intento escribir de forma sencilla...si no, podría caer en la pedantería con cierta facilidad...si me dejo llevar. E intento vivir siempre los otoños como los primeros y los últimos. Y es que, siempre son distintos. Siempre ellos son un primero, y un último. Y, sin embargo, cuánto término medio existe en ellos.
A los más románticos, en el sentido literal de la palabra, no en el cursi, se nos sigue clavando la mirada en una hoja que cae. Y nos seguimos preguntando porqué, cómo lo hace, que magia y que secreto esconde para que todos, todos los otoños, su tono y su cadencia y el aire que mueve al deslizarse nos siga embrujando, haciéndonos parar a mirarla, intentar fotografiarla al caer, como excelentes primates del XXI que somos, sin conseguirlo; haciéndonos esa cosa tan extraña que es sonreír espontáneamente, olvidarnos de que existió un verano, olvidándonos de que eran verdes, olvidándonos de que, con suerte, nos haremos viejos. Una hoja que cae en otoño delante de nosotros para el tiempo y te susurra: "simplemente, escucha"
Guapísima Mónica, la luz es preciosa y esa composición que has visto es genial. Me identifico con mucho de lo que dices pero no lo podría escribir mejor...ni parecido.
ResponderEliminarEl "My Way"donde lo metas va bien...jeje
Un abrazo y buen fin de semana
Jjejje...el My way es un excelente comodín, siempre en su voz, eso sí..
EliminarUn fuerte abrazo, Fernando!!!
que maravilla la foto
EliminarMe voy me has encantado la noche
Aunque nunca una foto ni un pintor puedan conseguir reflejar los verdaderos colores del otoño y de los atardeceres, tu intento ha sido muy bueno, parece que hay un pique de hojas, en algún lugar he visto otra bien bonita,jejeje.
ResponderEliminarPreciosas palabras, Moni, me encanta lo de "primates del siglo XXI", y sonreír espontáneamente en un día de otoño que bien podía ser verano.
Un beso y a regar esos retoños.
Jjejje...esos retoños están de maravilla ya plantaditos, y en muy buena compañía:)
EliminarA verlos crecer:)
Gracias, mil besos
Me gusta como luce esa hoja, en medio de la negrura del fondo y la preciosa luz que la ilumina.
ResponderEliminarEstoy con lo que dices en tu texto, aunque en este caso tu fotografía sería de la satisfacción del crítico más riguroso.
Besos
Uy los críticos...que rigurosos son, es verdad. Debería haber también críticos de los críticos:)
EliminarGracias, Antonia, un beso grande!
Ay que foto más chula, Moni :) Hay que mirarla muchas veces mucho.
ResponderEliminarUn beso, guapa
Es muy luminosa, es que me encantan las hojas de la vid, me gustamirarlas
EliminarMuchas gracias Vega,
Un beso
Qué hermoso contraluz, Mónica.
ResponderEliminarCasi tan hermoso, o igual, que tu reflexión.
Ahí está el, para que bellos corazones como el tuyo sigan latiendo a su ritmo.
Un beso.
Muy amables y bonita tus palabras, Minimal, te lo agradezco de corazón:)
EliminarUn beso
Natural y sabia indicación... ¡Escucha!
ResponderEliminarAbrazos, Moni.
Todos o casi todos los problemas del mundo son por no escuchar; y todos se resolverían haciéndolo.
EliminarMuchas gracias Ernesto...un beso
Escribes muy bien, Moni. No estoy muy seguro de eso que dices sobre la pedantería: se te lee con sencillez, con claridad y con sinceridad.
ResponderEliminarLa foto es una maravilla, una pequeña danza :D
¡Ay! Sé que suena a herejía, pero me está costando apreciar este Otoño. Y ahora, por si fuera poco, los incendios... Mi tierra está hoy llena de humo y cenizas.
Un besazo, Moni
Que despropósito, que locura, que desatino lo que está pasando. El tiempo no acompaña; se cansó. Lágrimas nos va a costar, muchas.
EliminarBueno, jejej...tú sí que escribes bien...pero es que además, Xibeliuss...eres muy bueno, de bondad, quiero decir.
..
Muchas gracias, de verdad, muchas...un fuerte achuchón (hoy por fin llueve!!!!!
Extraordinario!!!
ResponderEliminarGracias Germán!!!
EliminarAbrazos!
Una imagen de cine, amiga... Me encanta la luz y el color...
ResponderEliminarUn abrazo
La luz hace a su antojo los colores...este verde se me antojó bonito:)
EliminarMuchas gracias, amigo
me encantó el sentir de Caramagna.... perder la forma y el nombre y hacerse otoño!
ResponderEliminarbesos,
Precioso:)
EliminarGracias , Mónica, un beso!
Cuesta descender de tu fotografía pero hacerlo merece la pena, leerte y leer las palabras de Caramagna mientras se escucha la voz de Sinatra... cuesta acomodarse en este otoño reseco, atroz para nuestros bosques, en los que claman agua y no llega, en los que que ves a los que en ellos viven consumirse por lo poco que hay para llevarse a la boca, cuesta acostumbrase aunque como tu bien dices, el otoño siempre hace las cosas a su manera... el sabrá. Precioso.Besos.
ResponderEliminarMuchas gracias Carlos....cuesta acomodarse a la vida, sí, es un poco "capulla", pero tú y yo sabemos mirar hacia delante:) Ya lloverá...y ya verás cómo...
Eliminarbesos, Carlos.
·.
ResponderEliminarCon ese fondo negro la foto resulta espectacular... y excelente de iluminación.
Un beso M·R
· LMA · & · CR ·