miércoles, 21 de agosto de 2013

SAN PEDRO DE ARLANZA



Monasterio de San Pedro de Arlanza
Orilla del rio Arlanza, Burgos. Siglo X.



En algunos rincones olvidados duerme  el tiempo.  La memoria escasa se hace cómplice, enmaraña de enredaderas sabias y somnolientas los muros, antaño inmaculados, de algún recoveco dónde, en otro entonces, alguien amó a alguien.
Lejanos ecos de otros bullicios, de otras inquietudes y otras preguntas, quedaron presos en un viento atrapado en el laberinto de lo que nunca ocurrió.
Allí, a solas con la soledad, la nostalgia ocupa un espacio tan antiguo y vacío que no puedes ver el final. Se extiende el alma, así, y ocupa y respira, sugiriendo otros destinos, miles, los postreros rayos de una tarde cualquiera.
Y, apoyado el corazón en su trino, también él solo, recorre con vuelo pausado las ruinas bajo el añil. Con la vista cansada, nunca de mirar, juego a verlo esconderse en la arraigada hiedra, tras el tronco milenario, bajo la piedra tapizada de ayeres. El tiempo y yo nos cruzamos un instante; en el que entendemos.
Otro instante después, me voy, y olvido.




































2 comentarios:

  1. Eso es lo que pienso. En lugares así, duerme el tiempo, todo el tiempo. Un abrazo.

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  2. Debe ser un dormilón empedernido, el tiempo. Le envidio!!
    Abrazos

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