Cada mañana, muy temprano, Pablo recorre ansioso el sendero empinado que desemboca en la playa. Junto a él
avanza a grandes zancadas su perro Vamos.
Vamos es un perro con las pata muy largas, el pelo corto y
brillante de color aceituna, y una mirada sagaz de dos colores, uno en cada
iris.
Pablo deja la bici tumbada al lado de unas rocas y recorre
la playa con Vamos . Se bañan, saltan y juegan en la espuma blanca que rebota y
ruge cegando la voz del viento. Cuando el sol comienza a coger fuerza allá
arriba, en el cielo desteñido, se van. Pronto empezarán a llegar los
veraneantes más madrugadores; luego los vigilantes y socorristas.
A la hora de comer Vamos queda en su escondite. Los papás de
Pablo no le dejan tener perro. Él se lo ha presentado, les ha suplicado, les ha
mostrado todo lo que ese perro que se encontró sabe hacer sin habérselo enseñado
nadie. Pero no, no puede tenerlo en casa.
Un día, recorriendo en su bici el lacio pinar que sobrevive
en las colinas de la ciudad, un perro se
acercó a él. Era un perro muy juguetón y confiado. Pablo le dijo ¡vamos! Y él
le siguió.
Cojito es un gato. Callejea, como todos los gatos. Por las
noches. Como todos los gatos y alguna dama.
Una, y sólo una de esas damas, le da de comer salchichas de
paquete. Casi a la misma hora, casi todas las noches, Cojito deambula con rumbo
exacto hasta el recodo impregnado del olor a tabaco y jabón de Camelias. Se refugia
bajo un coche aparcado. Ella se acerca, ve sus orejitas, y le tira una
salchicha muy cerquita y con buena puntería, porque él no puede correr, y hay competencia.
.. Así, de una en una, todo el paquete. Mucho más tarde, después de no cansarse
de mirar fijamente su silueta lánguida, ella se aleja. El viento
barre su perfume y arrincona las colillas en el bordillo de la acera. Sólo queda,
entre penumbras, la luz amarilla de la
farola, siempre inoportuna.
Al amanecer y al atardecer la joven coge a su gato del escondite, y se lo lleva a ver el mar. No lo puede tener
en casa porque el amigo que vive con ella no es tan caballero como ella dama, y
no lo quiere. Ni la quiere.
Asoma sus bigotes sobre
el borde de la cesta en que ella le esconde, y se queda mirando aquella
misteriosa y mágica extensión azul, aquel cielo tumbado, mucho más azul que el cielo
desteñido de allá arriba.
Esa mañana, Cojito se fija en el otro extremo de la playa blanca e infinita: un perro de patas muy largas salta, brinca, ladra, y da vueltas alrededor de
un muchacho. Son muy felices, como él. Cuando
llegan los socorristas, antes de lo habitual, saludan a su dama cortésmente. Ella sonríe;
sonríe siempre. Ellos hacen como que no
ven al perro; ni al gato; ni al muchacho. Se instalan en una torre muy alta, y miran hacia otro
lado. Ella se va con su cesta, y su gato escondido, y sus pies descalzos, despacio, dejando
una huella liviana en la arena apretada que el agua, en su ronroneante vaivén, diluye en un segundo.
Muy tierno y bucólico. El amor es indefinido e indescriptible. Bss
ResponderEliminarY se nutre en pequeños recovecos del corazón:)
EliminarGracias katy, un beso enorme:))
Muy buena historia, acompañada de una magnífica fotografía que nos acerca hasta el mar.
ResponderEliminarBesos
Me acerqué bastante a él esta vez...siempre con prudencia, Antonia:)
EliminarUn beso bien grande
Una bonita historia, real, cargada de dulzura y recuerdos...
ResponderEliminar¿Quién de pequeño no "apadrinó" perros y gatos que no le dejaban tener en casa?
Abrazos, Moni.
No es real del todo, ni mentira del todo...como todas las historias...
EliminarJjjee, que cierto...y que error no habérnoslos dejado..
Un beso grande Ernesto
Me encanta esa forma tuya de enlazar historias y palabras.
ResponderEliminarY el nombre de Vamos me recuerda a La Caverna de Saramago, que llamó Encontrado a un perro perdido y vagabundo.
Pero si hay una historia de perros que emociona hasta hacer soltar las lágrimas es esta que te dejo en el enlace.
Un beso.
https://www.youtube.com/watch?v=r1vl8J-vHA4
Oh...Encontrado, mi amado Saramago...Desde luego te voy a "dar una colleja2, mira que que dejarme ese video amí, con lo llorona que me pongo con estas cosas :D:D...Es broma...es maravilloso, triste y maravilloso a la vez, y menos mal que algunos tenéis la sensibilidad de compartirlo. Muchas gracias...y un besazo (mil para cada uno) enormes
Eliminar(Creo que mañana refresca por aquí...que envidia te tengo tejón :D
el agua de tu mar ha salpicado mi alma
ResponderEliminarEse mar tiene esa costumbre, salpicar las almas lindas que lo admiran.
EliminarMuchas gracias por tu hermosa y emotiva visita:)
Un gran abrazo
Magnifico el modo en que vas componiendo la historia... Y magnifica esa imagen
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias Ildefonso...las tuyas sí que son magníficas...en verdad:)
EliminarUn abrazo, amigo!
Vamos y Cogito disfrutan de él, gracias al gran corazón del muchacho y la dama
ResponderEliminarQue bonito aprendiste a hilar Moni😉
Buen jueves y Gracias por ese mar precioso. Aún me queda para volver a verlo.
Besos.
Sé que te encanta el mar, Laura...Espero que lo veas pronto y...cuenta, cuenta...
EliminarGracias a tí:)
Un beso
Olá, historia interessante e muito relatada, está bem escrita, é cativante, a imagem está na perfeição, gostei.
ResponderEliminarContinuação de boa semana,
AG
Muchas gracias, igualmente, muy feliz semana!
Eliminar·.
ResponderEliminarMe gusta mucho la historia... y el nombre del perro. Será fácil oírle decir '¡Vamos! Vamos. Como los marines de película con su Come on, come on...
Un beso M·R
· LMA · & · CR ·