A Cris, mi hermana; a las flores, los frutos y todas las cosas que nacen solas, así, como si nada. A los colores del verano y las luces penúltimas del día. Al recuerdo de Thor, y su constante presencia en los detalles. Y a todos y todo lo que hace que sintamos que estamos vivos, aquí y ahora, y llenan los espacios libres, esos vacíos aparentes que son, al final, los únicos que importan.
Buen verano a todos.
No sabría con qué foto quedarme...me veo tanto entre todo eso: tu Thor se parece muchísimo a mi Koro, el palomar me encanta, tengo (tuve) cerezas de esas rojas (igual de comidas por los pájaros, que se delatan dejando el rabo en el árbol) y de esas blancas, carnosas, reventonas. Y frambuesas y fresas salvajes.
ResponderEliminarY eso que este año está siendo malísimo y todo tarda en madurar y está menos dulce.
Preciosos ojos , que disfrutan cada detalle.
Feliz verano para ti.
Me alegra mucho que te guste; Thor nos acompañó a mi marido y a mi casi quince irrepetibles años. Este abril, la primavera vino a buscarlo, de forma suave y acompañado. Sigue estando, sin embargo. Supongo que estará siempre...
EliminarSí que es un año en que todo tarda más. Los que son puntuales son los pajarillos. A mí también me gusta la foto de la cereza superviviente, ja ja; al menos, en cada racimo, dejan una...
El palomar tenemos que repararlo; es muy bonito, lo construyó el abuelo de mi marido, y nos gustaría conservarlo.
Un abrazo... y un beso a Koro...
Simplemente, contemplar anonadado tanta voluptuosidad... Un abrazo.
ResponderEliminarSí Darío, en esto de la vida no parece que sea muy minimalista...
EliminarAbrazos!!