Estos días de atrás había soplado el viento. Ese viento loco y desordenado del invierno alteraba mucho a Piedra, mi gato pardo.
Piedra gustaba de escaparse y esconderse en lugares desordenados como el viento, y taciturnos como él. Me hacía salir en medio de la borrasca, casi anocheciendo, vagar a ciegas como una loca tonta, con una linterna ridícula en la mano izquierda que nunca tenía la pila suficiente.
"Habría sido mejor una vela"...pensé yo, agudizado mi ingenio por la adrenalina del momento: los búhos chillando en su ritual blanquecino y silencioso, los crujidos inconclusos del pasado que regresaban para vengarse, y ese remolino atormentado que amontonaba la hojas desechas delante de los ojos. Evidentemente, una vela habría sido una pésima idea; de una tonta loca. Quizás un candil...O quizás debería comenzar a entrenarme para eso que me contó Pablito que hacía: veía de noche tan bien cómo de día, como un gato sin serlo, veía incuso con los ojos cerrados. Por eso podía moverse con soltura en las madrugadas de enero y pecar. Robar algún rastrillo, algún caldero, ropa...puede que algún chorizo bien curado ya, si hilaba fino para escamotearse entre los huecos de las casas de los ricos. Él decía que la oscuridad le llamaba y acudía a su encuentro. Que los animales nocturnos le conocían y le servían de coartada.
Entre tanto yo había tropezado ya tres veces, me había ortigado y se me había enganchado la chaqueta en unas ramas ariscas de los rosales secos de la esquina. Ahora Pablito tendría que volver a pecar, y robarme otra. "Eres una loca más tonta".me decía riéndose bajito.
Ahí estaba. Sentado como un marqués entre las piedras que quedaban de las cuadras del abuelo. El abuelo era muy listo. Hacía negocios, vendía y compraba minas, y no le hacía falta pecar nunca. Ni siquiera iba a la iglesia, por eso. Y el cura se lo perdonaba, pues era un santo. Al morir nos dejó su casona de piedra a Pablito y a mí, los únicos sobrinos que tenía, aunque le llamábamos abuelo,porque no habíamos tenido padres.Y unas cuantas perras que habíamos guardado bien para que no nos tentara el diablo que, como decía el abuelo, estaba siempre acechando. Algún día, con ese dinero, nos iríamos a ver América. A Pablito le hacía mucha ilusión; a mí me daba un poco igual, pero todas las buenas ideas eran de Pablito. Así que iríamos juntos, Piedra también, sobrevolando un mar que nunca habíamos visto. Y buscaríamos entonces algún hogar de piedra, eso sí, que era lo que decía el viejo que duraba siempre y no había que limpiarla, ni pintarla, ni cambiarla.
Piedra se quedó quieto un rato mirándome, a ver si yo le veía. Cuando me acerqué a él, se aburrió, y dejó que le cogiera en brazos. Pesaba muy poco, era un saco de huesos, como yo. Los dos nos arrastramos a tientas de regreso a casa, la linterna seca de luz en la mano izquierda y Piedra en el brazo derecho. Aún soplaba más fuerte, pero pronto volveríamos a estar delante del fuego, juntos, esperando el alba.
¡¡¡Albricias!!!
ResponderEliminar¿Cómo puedes estar tanto tiempo privandonos de estas maravillas?.
Piedra sabe muy bien donde esconderse para que tú descubras tan bellos rincones.
Un beso.
Yo también he hecho los deberes.
Albricias!!! Que palabra tan bonita, jajaj...No quisiera privaros de tanta maravilla, jejje...es para que descanséis de mi, y yo de mi misma :D
EliminarDos besazos
El gato parece un camaleón, jejeje. Extraordinario post Moni, enhorabuena. Un fuerte abrazo desde el gris y oscuro Cantábrico.
ResponderEliminarJjeee, ya lo creo, el gato me dio un susto!!!!
EliminarMuchas gracias Germán, un fuerte abrazo y otro al mar...parece que se va calmando..
Piedra se fue a buscar esas viejas piedras que hacen honor a su nombre. Allí se siente seguro a reguardo del viento, ya que ellas han resistido durante muchos años a ese viento que a veces sopla tan ferozmente.
ResponderEliminarQue tengas un lindo fin de semana.
Besos
Allí se siente seguro, eso pienso también. Muchas gracias Antonia, un beso!!!
EliminarTienes razón las mejores ideas, también en mi caso, son de Pablito, mi hijo.
ResponderEliminarMe encanta como cuentas tus historias, las siento siempre como muy viscerales como muy de dentro y me encanta la foto, como siempre.
Esta vez la musica no me entusiasma pero reconozco que tiene su gracia o tuvo su gracia, no sé.
Jjajajaaaaa...ahí estamos, barriendo para casa eh? Pues claro que sí:)
EliminarBueno, ésta la escribí sobre la marcha, mirando la foto. Sí, son muy de dentro, no sé hacerlo de otra forma.
Muchas gracias Flores..un abrazo
Un relato entre lo fantasioso y lo descriptivo, entre la añoranza y el pragmatismo. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarMuchísimas gracias Manuela, encantada deque te guste, me identifico mucho con lo que me dices que te ha parecido. Un beso:)
EliminarUn relato precioso, amiga, con una imagen igualmente muy bella. Me encantan esas texturas de la piedra
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias Ildefonso, un halago viniendo de ti:)
EliminarUn fuerte abrazo, amigo!
Me gusta lo que escribes tanto como las fotos que sacas. Me siento bien leyéndote mientras escucho una cancion
ResponderEliminarAbrazos bella
Gracias Mucha, y yo encantada de hacerte pasar un rato agradable...Un beso desde el frío...
EliminarEntrañable, me lleva algún lugar de mi imaginario. El regreso a lo sencillo, a un modo de vida menos complicado, lo cotidiano que comunica sin necesidad de un encendido ni recarga. Observar, dejarse llevar, mirar con unos ojos intactos, sabiduría y reflexión.
ResponderEliminarBesos, Ricardo.
Que bonito...Unos ojos intactos..Muchísimas gracias, Ricardo.
EliminarBesos
Preciosa imagen de piedras viejas y con historias para contar. ¡Vivencias!
ResponderEliminarEl relato, ¡relato! Pues si la aventura de la vela fuese "real", apañada estaba la proptagonista. :))))
Abrazo Moni.
Jjajja...no, no hay nada real aquí, esta vez...excepto para sus protagonistas;)
EliminarMuchas gracias, Ernesto, un fuerte abrazo!!
·.
ResponderEliminarAl final resulta una tierna historia de afectos entrelazados. Hasta la linterna tiene una vida que se va apagando, como las piedras de esa hermosa foto.
Menos mal que existen ¡pablitos! que nos atan a la realidad aunque sobrevolar océanos seas siempre un anhelo.
Un beso, escritora
No tardes.
.·
LMA · & · CR
Uy, escritora! :) Muchas gracias, ñOCO. Creo que sí, que me lo voy a creer, jeje. Sí.
EliminarUn beso:D
Un relato maravilloso.
ResponderEliminarUn saludo.
Mucísimas gracias;)
EliminarUn saludo.
La foto me ha gustado tanto que casi vengo a comentar sin leer siquiera el texto. Esa piedra, esa hora, ese invierno... he tardado en llegar al gato, a Piedra.
ResponderEliminarY el texto...dice Flores SC que tus historias son mis viscerales. Sí, de muy adentro, pero las cuentas bajito, casi como sin querer que se te oiga. Y eso hace que uno las guarde con más cuidado, todavía, no vaya a ser que se disuelvan con el tiempo.
Besazo, Moni
Encantada de que te guste la foto, Xibeliuss. No, creo que no las cuento bajito...las cuento normal, como me salen...Y como puedo. El caso es contarlas, no?
EliminarGracias, un beso.
Deberías prodigarte más...es una entrada preciosa. La foto es estupenda y el relato es una maravilla y hasta Alaska me gusta, será que me trae recuerdos.
ResponderEliminarUn abrazo amiga
Eso un halago muy bonito para mí, Fernando...jejejje,,,GRACIAS.
EliminarMe gustaría escribir mucho más, y hacer mucha más fotos....ay!...el tiempo.
Hasta Alaska te ha gustado, jajja...
Un gran abrazo, amigo
Me gusta mucho la textura que has captado en este toma.
ResponderEliminarMuy bueno el texto como complemento.
Un saludo.
Ramón
Muchas gracias, Antonio. Encantada de tu visita y de que te haya gustado. Siéntete en tu casa.
EliminarUn saludo
Te lo puedes creer, que fácil lo haces. Me encantan tus historias Moni,
ResponderEliminarEse marqués sentado entre las piedras es pura delicia. La foto de premio.
Besos.
Muchas gracias Laura, un besazo enorme guapa!
EliminarAy, Moni digo lo mismo que Tejón: ¿Como puedes privarnos tanto tiempo de tus letras?
ResponderEliminarMe encanta zambullirme en ellas y siempre me saben a poco. Sabes rescatar la belleza como nadie con tus fotos y tus textos.
Gracias, guapa por todo ello.
Besos de Leti y míos.
Jajja....uyyy, muchas gracias...me pongo colorada.
EliminarGracias a tí, Maripaz, tú sí que sabes a poco, me sabes a poco porque la vida en tus palabras y en tus actos sabe y se siente mucho más grande..muy grande...y mucho mejor.
Un besazo enorme, y a Leti, claro:)), que ilusión me ha hecho el beso de Leti también:))
Tranquila Antonia, no sé que ha pasado, he vuelto a visitar el blog, espero que ahora vaya todo bien.
ResponderEliminarUn beso, amiga:)
Me imagino al señor marqués sentado y esperando su rescate, porque él sabía que su humana le buscaría ...
ResponderEliminarme ha encantado tu relato, todos son protagonistas y todos forman una bonita historia !!!
La foto con sus texturas no podría estar mejor acompañada
Un abrazo Moni y sorprendenos con otro relato
Muchas gracias Esmeralda:)
EliminarUn beso!
"Y te pregunto yo...será tóxica la vida, en cierto modo? O lo es la gente, las personas, y no la vida en sí???
ResponderEliminarEeh???:D"
Hay un poco de todo... y mucho de nada! De hecho podría decirse que "tú misma eres una cosa y la otra jajajajajajaja... Lo que le suceda a la "protagonista" de cada historia o instante, es ella misma. Por ello, el cómo lo viva, depende enteramente de ella.
Nisargadatta parece decir una cosa..., pero podría ser que el lenguaje, el nuestro, fuese limitado para la realidad que él pretendiese señalar. (Si es que algo pretendiese)
¿Te ha quedado claro? Si la respuesta es que no, ¡vas por buen camino Moni. Aunque te cueste aceptarlo...
Fuerte abrazo.
Pues me ha quedado clarísimo. Entoces iré por mal camino?...No creo. Me oriento muy bien:)
EliminarGracias Ernesto, jeje, un beso
No, no estás tú para perderte... :)))))
EliminarAbrazo.
Jajaja...bueno, a veces:)) Abrazo Ernesto!
Eliminar¡Qué maravilla de relato para esa foto! Fíjate que he tenido que fijarme dos veces para ver al gato... Espectacular Moni, la foto, el lugar y esa historia... tienes un don. Besitos.
ResponderEliminarMuchas gracias Vero, un beso!
EliminarLa foto me parece preciosa pero el pie de foto entre Piedra y Piedra me ha encantado, lo que menos me ha gustado es que tuvieses que ortigarte, de pequeña me caí en un pozo de ortigas y desde entonces las reconozco a kilómetros e incluso leyendo tu relato he sentido esa sensación, por cierto dale recuerdos a Pablito y tirones de orejas cariñosos a Piedra.
ResponderEliminarBesines utópicos, Irma.-
Jjajaja, yo también!!!! Irma, me caí sobre ortigas de pequeña...Umh, se nota quien se ha caído en ortigas y quien no, :D
ResponderEliminarMuchísimas gracias...Un placer siempre, y un beso;)
Mi casa de pequeña era de piedra......
ResponderEliminarPues eso ya un "jake" a la reina...
EliminarEncantada Trini, muchas gracias;)
Hola Moni; me gusta mucho el relato, la foto y tu gato. En esa casa abandonada encontrará Piedra un buen lugar para solearse y curiosear, seguro que encontrará ratones, lagartijas para jugar... y espero que no se cumpla lo de "la curiosidad mató al gato"
ResponderEliminarLo de la linterna con una pila casi agotada y que nunca nos acordamos de cambiar lo conozco muy bien jejeee. De las ortigas ¡qué voy a decir! pero yo siempre dejo un rincón en el jardín para que crezcan, alguna vez me hago una tortilla con sus hojas, otras las utilizo de fertilizantes y me gusta porque atraen a varias mariposas entre ellas a la Inachis io (Pavo real) que me encanta.
Un abrazo.
Me encanta hablar contigo, ahora sé que dejaré un rinconcito de ortigas en mi jardín para ver si viene la "Pavo real", esta primavera.
EliminarUn beso enorme:)
Hola querida
ResponderEliminarEstaás perdida en tus recuerdos.Hace tiempo que no se nada de vos..¿Estas bien?
abrazos siempre
Estoy...estoy bien, sin entrar a matizar, jajaj Gracias Mucha, por acordarte...Estoy atareada y perezosa, algo desorientada. Pero creo que puedo encontrar el camino de regreso:)
EliminarUn beso, amiga, siempre desde este frío.